Siendo el lenguaje un
artífice complejo tanto en su funcionalidad, como en su concepción se debe
decir que desde un enfoque de ciencia del lenguaje este debe comprender una
subjetividad hacia su práctica como herramienta social, cultural, discursiva y
didáctica para comprender su alteración y su oblicuidad.
Inicialmente es importante
nombrar uno de los fundamentos del lenguaje en su diáfana idea que concibe
otros modos referidos a campos que lo complementan teniendo como eje el
ejercicio contextual (juegos del lenguaje), dejando de lado (no del todo)
innatismos o estructuralismos que fueron valiosos en sus aportes de una
racional idea casi teocéntrica que convencionan el trabajo del lenguaje que se
debe imponer con un molde empirista y cognitivo que dé cuenta de los actos y
pensamientos del hombre como artífice, creador y beneficiario del lenguaje.
De tal manera las ciencias
del lenguaje en complemento con la didáctica de la lengua coordina la
producción de nuevas disciplinas o enfoques que complementan la tarea
didáctica, pedagógica y educativa de la producción verbal y lingüística, tales
corrientes van desde las ciencias cognitivas, la neurolingüística, la sociolingüística,
la semiótica, la pragmática hasta otros componentes del discurso en su uso como lo son
el análisis del discurso, la teoría de la argumentación, la teoría de la enunciación, etc.
Esto se da
tal vez en medio de la crisis del ser que postula la filosofía moderna y otras
corrientes antropológicas y profundas preocupadas por nadaísmos o nihilismos
posiblemente que muestran de cierta forma la necesidad de ver al lenguaje en
concordancia con otras visiones que no se apartan de su función de generar un
giro lingüístico que también mezcle el arte de hablar como una representación
mental y comunicativa. Así pues que la didáctica de la lengua no se debe
desligar de la lingüística como ciencia, ya que esta última se preocupa por el
sujeto hablante “locutor ideal” que hace didáctica con un ser en el centro del
aprendizaje subjetivo y practico que codifica a su vez conceptualismos que
deben ser adaptados a las necesidades del campo y contexto dando esto un
resultado factible y transpositivo concepto que Chevallard acuña como referente
posiblemente científico o matemático pero que lo lleva a un saber posible
dentro de las exigencias formativas (“deformativas” según él) de la educación,
es decir un modo de dejar ver lo que somos y necesitamos separándolo de los que
es impuesto siendo esto una coyuntura oportuna
para cierto estoicismo de la educación en proceso… “se debe tener en cuenta que
la finalidad principal a la hora de enseñar lengua materna no es otra que dotar
al alumno de los recursos de expresión y comprensión acerca de los usos lingüísticos
y comunicativos”…
Finalmente y por otra parte si la didáctica complementa el lenguaje, la
lingüística, también se preocupa por comprender la “actitud crítica e
innovadora” tanto verbal como escrita, esta ultima en su gramática adecuada que
conectan la enseñanza de las lenguas, así esta apreciación procura dar
parcialmente y continuamente soluciones con la adquisición del lenguaje desde
sus principios, la comunicación fluido con el intercambio verbal y paraverbal o
implícitos, y la preocupación por una “lectoescritura” sistematizada.
Código: 1093217350
Jhon Edwin Bedoya
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