Este blog informativo se hace con el interés de mostrar no solo lo realizado en la asignatura (observación y práctica docente) sino, con el deseo de que sus lectores conozcan temas educativos, culturales y de opinión. Para ello la intensión de este sitio es acercar a los interesados a que observen algunos lineamientos curriculares colombianos, planeamientos educativos, importancia de la didáctica en diferentes contextos, significación de la pedagogía y su relación con algunas artes integradas.
DIDACTICA DEL LENGUAJE
Una de las muchas problemáticas y obstáculos de
incentivar en el aula el discurso es la falta de estrategias, de visión, de
didáctica; aspectos que son propios de la formación e incentivación de un
docente hacia sus receptores, sus estudiantes, los cuales cuando tienen una
formación escasa caen en facilismos que conciben la relación de la escritura,
la lectura y la oralidad; una triada fundamental que no solo evoca a la simple
comunicación, sino también al discurso como modelador de la reflexión de
posturas creadoras y argumentadas en el hacer, en el accionar del saber
proponiendo nuevos enfoques y posturas de determinada ciencia o corriente
humanística, técnica, cultural, científica o social. De esta manera se hará un
acercamiento que aporte posibles nuevas ideas y puntos de vista al tema sobre
“la didáctica del lenguaje en una perspectiva ética, epistemológica y
estética”, en la cual Ramírez Peña evoca la importancia del lenguaje como
conector de la comunicación y sus implícitos que a ojos más profundos son de
gran importancia para la multiexpresividad del sujeto.
En primera instancia se manifestara unos primeros
interrogantes los cuales dan cuenta de la preocupación a tratar. ¿Cómo se puede
por medio de algún tipo de didáctica resolver la carencia y falta de interés en
la escritura, la lectura, la oralidad?, y a esto anexarle ¿cómo tratar de ver
el proceso educativo como un goce reciproco?. Para dar una hipótesis pasajera a
estas primeras cuestiones se debe tener en cuenta en primera instancia lo que nombra
Ramírez Peña en alguno de sus apartados… “algunos creen que es posible enseñar
buena redacción con palabras vacías y carentes de sentido, o examinando la
coherencia y la cohesión, como si estas fueran posibles sin la consideración de
los propósitos y la situación de comunicación y los intereses de los
interlocutores…”. Aquí el autor da un primer síntoma de “solución” a la falta
de interés por la escritura, la oralidad, y la lectura entrando la didáctica
hacer su tarea, pues tal didáctica comienza con la persuasión, con el acuerdo,
con la aceptación que puede generar un docente a sus estudiantes, esto por
medio de la oratoria, del discurso llevado linealmente y argumentado por cimientos
que lo soporten, de esto se deduce que la didáctica actual en su mayoría
comprende estrategias equivocadas, ya que pretende enseñar un enfoque que se
separa de la relación que debe haber en la triada lectura, escritura y habla,
tal vez con la unión de estas disciplinas habría un hibrido resultado del
interés hacer críticos argumentados en el saber, de aquí se nombraría la “lectoescritura” que Ramírez
Peña evoca como el engranaje instrumental para dar efecto y resultado a una
dialéctica discursiva, a un placer educativo de cuestionamientos, de problemáticas
o en ocasiones de calma al espíritu del ser en sus desasosiegos.
De esta manera se puede hablar de la educación reciproca
como un gusto, un placer que coloca al estudiante en un centro de aprendizaje y
al docente como un guiador que acompaña, así lo deja ver Jolibert; pero esta
propuesta podría completarse al tener en cuenta la experiencia previa, lo
cognitivo que puede traer el estudiante y así ser un dialogismo de aprendizaje
colectivo que lleve a una concordancia y un papel bilateral de ambos lados para
ver el desarrollo educativo como el compartir o perfeccionar el gusto del
conocimiento.
En segunda instancia se planteara en este escrito otras
cuestionamientos los cuales contemplan un apartado de Paula Carlino dice…
“quien lee necesariamente deja ir parte de la información del texto. Intentar centrarse
en cada uno de los detalles atenta contra la posibilidad de entender…”. De esto
se podría preguntar ¿o se retiene saber (que implica un modelo memorístico)?,
¿o se entiende saber? Y habría también otro dilema ¿es saber lo que se requiere
para una buena formación educativa, discursiva y de interés o es simple
información la que se requiere?. Una viable consideración a lo anterior puede
ser el tener en cuenta el papel docente, el guiador, el motivador, el
dinamizador y sobre todo aquel que da indicios a sus estudiantes para revelar
el secreto de el disfrute de tener una controversia, una polémica rica en la
comunicación, en el aliciente que prima en el potencial de releer, reescribir y
discutir para una acción en movimiento constante de la controversia y la
apropiación.
Por último es consecuente nombrar el rol de algunas artes
integradas, de la literatura, de la música, del arte, de las fusiones “modernas”
del momento, sin dejar de lado algunos convencionalismos como el discurso y la
oratoria, el lenguaje del siglo XX, aquel deconstructor que metaforiza a los
hombres, el que muestra el simbolismo de sus actos, del mismo modo toda
disciplina debe relacionarse hermenéuticamente con filosofía, esa que
Estanislao Zuleta propuso, la profunda, la que da cuenta de lo que el ser requiere y le falta para su
aprendizaje, la que muestra la diferencia de lo que somos y lo que necesitamos,
de lo que se disfruta y lo que se impone y en ello confluye el docente con la
actuación modeladora, constructiva (tal vez romántica en algunos casos); en el
docente no se debe caer toda la responsabilidad de un saber, pero sí que dé el
toque final, la pincelada que dé cuenta de lo practico, casi pragmático, de la innovación
de crear y preocuparse por un artilugio metafórico ya planteado tal vez equivocadamente por
Descartes, que en este caso se implementaría como “dudo luego existo”.
Una de las muchas problemáticas y obstáculos de
incentivar en el aula el discurso es la falta de estrategias, de visión, de
didáctica; aspectos que son propios de la formación e incentivación de un
docente hacia sus receptores, sus estudiantes, los cuales cuando tienen una
formación escasa caen en facilismos que conciben la relación de la escritura,
la lectura y la oralidad; una triada fundamental que no solo evoca a la simple
comunicación, sino también al discurso como modelador de la reflexión de
posturas creadoras y argumentadas en el hacer, en el accionar del saber
proponiendo nuevos enfoques y posturas de determinada ciencia o corriente
humanística, técnica, cultural, científica o social. De esta manera se hará un
acercamiento que aporte posibles nuevas ideas y puntos de vista al tema sobre
“la didáctica del lenguaje en una perspectiva ética, epistemológica y
estética”, en la cual Ramírez Peña evoca la importancia del lenguaje como
conector de la comunicación y sus implícitos que a ojos más profundos son de
gran importancia para la multiexpresividad del sujeto.
En primera instancia se manifestara unos primeros
interrogantes los cuales dan cuenta de la preocupación a tratar. ¿Cómo se puede
por medio de algún tipo de didáctica resolver la carencia y falta de interés en
la escritura, la lectura, la oralidad?, y a esto anexarle ¿cómo tratar de ver
el proceso educativo como un goce reciproco?. Para dar una hipótesis pasajera a
estas primeras cuestiones se debe tener en cuenta en primera instancia lo que nombra
Ramírez Peña en alguno de sus apartados… “algunos creen que es posible enseñar
buena redacción con palabras vacías y carentes de sentido, o examinando la
coherencia y la cohesión, como si estas fueran posibles sin la consideración de
los propósitos y la situación de comunicación y los intereses de los
interlocutores…”. Aquí el autor da un primer síntoma de “solución” a la falta
de interés por la escritura, la oralidad, y la lectura entrando la didáctica
hacer su tarea, pues tal didáctica comienza con la persuasión, con el acuerdo,
con la aceptación que puede generar un docente a sus estudiantes, esto por
medio de la oratoria, del discurso llevado linealmente y argumentado por cimientos
que lo soporten, de esto se deduce que la didáctica actual en su mayoría
comprende estrategias equivocadas, ya que pretende enseñar un enfoque que se
separa de la relación que debe haber en la triada lectura, escritura y habla,
tal vez con la unión de estas disciplinas habría un hibrido resultado del
interés hacer críticos argumentados en el saber, de aquí se nombraría la “lectoescritura” que Ramírez
Peña evoca como el engranaje instrumental para dar efecto y resultado a una
dialéctica discursiva, a un placer educativo de cuestionamientos, de problemáticas
o en ocasiones de calma al espíritu del ser en sus desasosiegos.
De esta manera se puede hablar de la educación reciproca
como un gusto, un placer que coloca al estudiante en un centro de aprendizaje y
al docente como un guiador que acompaña, así lo deja ver Jolibert; pero esta
propuesta podría completarse al tener en cuenta la experiencia previa, lo
cognitivo que puede traer el estudiante y así ser un dialogismo de aprendizaje
colectivo que lleve a una concordancia y un papel bilateral de ambos lados para
ver el desarrollo educativo como el compartir o perfeccionar el gusto del
conocimiento.
En segunda instancia se planteara en este escrito otras
cuestionamientos los cuales contemplan un apartado de Paula Carlino dice…
“quien lee necesariamente deja ir parte de la información del texto. Intentar centrarse
en cada uno de los detalles atenta contra la posibilidad de entender…”. De esto
se podría preguntar ¿o se retiene saber (que implica un modelo memorístico)?,
¿o se entiende saber? Y habría también otro dilema ¿es saber lo que se requiere
para una buena formación educativa, discursiva y de interés o es simple
información la que se requiere?. Una viable consideración a lo anterior puede
ser el tener en cuenta el papel docente, el guiador, el motivador, el
dinamizador y sobre todo aquel que da indicios a sus estudiantes para revelar
el secreto de el disfrute de tener una controversia, una polémica rica en la
comunicación, en el aliciente que prima en el potencial de releer, reescribir y
discutir para una acción en movimiento constante de la controversia y la
apropiación.
Por último es consecuente nombrar el rol de algunas artes
integradas, de la literatura, de la música, del arte, de las fusiones “modernas”
del momento, sin dejar de lado algunos convencionalismos como el discurso y la
oratoria, el lenguaje del siglo XX, aquel deconstructor que metaforiza a los
hombres, el que muestra el simbolismo de sus actos, del mismo modo toda
disciplina debe relacionarse hermenéuticamente con filosofía, esa que
Estanislao Zuleta propuso, la profunda, la que da cuenta de lo que el ser requiere y le falta para su
aprendizaje, la que muestra la diferencia de lo que somos y lo que necesitamos,
de lo que se disfruta y lo que se impone y en ello confluye el docente con la
actuación modeladora, constructiva (tal vez romántica en algunos casos); en el
docente no se debe caer toda la responsabilidad de un saber, pero sí que dé el
toque final, la pincelada que dé cuenta de lo practico, casi pragmático, de la innovación
de crear y preocuparse por un artilugio metafórico ya planteado tal vez equivocadamente por
Descartes, que en este caso se implementaría como “dudo luego existo”.
PARA: JHON ALEJANDRO
MARÍN
POR: JHON EDWIN
BEDOYA GÓMEZ
UNIVERSIDAD
TECNOLÓGICA DE PEREIRA